Pareja de ancianos lleva más de tres décadas sin salir de su viejo Volkswagen.
- P. Pinillos
- 13 ene 2016
- 1 Min. de lectura

Amberes.
Didier Goossens cuenta con noventa y dos abriles, su compañera Abigaël Vermeulen ochenta y ocho. Residen el el pueblecito costero de Middelburg en las afueras de Amberes, en una hermosa finca situada en una colina, con vistas al Atlántico.
Pero lo curioso de su sosegada vida, es que llevan cerca de treinta y seis años, fecha en la que Didier se jubiló de su profesión de marino mercante, sin abandonar el interior de su viejo Split, aparcado habitualmente en el porche de su bonita casa.
"No es que pretendamos batir ningún record, la verdad es que se está en la gloria aquí dentro" nos dice Abigaël, mientras confecciona su enésima funda de ganchillo para el veterano Vw.
"Solemos jugar todas las tardes al julepe o al chinchón y las puestas de sol por el mar, son espectaculares".
"Antes era todo más complicado, pero ahora con Internet, no tenemos ningún problema, hasta la peluquera me viene al coche y me pone guapa. Si algo tiene en contra esta manía nuestra, es lo que gastamos en toallitas húmedas en el aseo diario".
Sus amigos y familiares les comprenden y comparten la pasión de estos "jóvenes" chiflados.
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